Un solo toque…
La mujer del flujo de sangre llevaba 12 años sin poder entrar al templo a adorar, siendo rechazada por la familia y la sociedad por su enfermedad e inmundicia.
Esta enfermedad la alejaba de sus seres queridos ya que no podía tener contacto físico con nadie. “Con todas esta limitaciones, decidió y se atrevió a tocar el manto del maestro” y al instante se fue la muerte, la corrupción e inmundicia al acercarse al Señor.
Muchas veces esperamos tener la mejor condición espiritual para acercarnos a Jesús, no sabiendo que el Señor, es el más interesado en sanar nuestro corazón. Cada vez que busquemos su presencia, Él está dispuesto para entendernos, ayudarnos, restauramos y darnos de su poder.
Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada
Lucas 8:43